El único problema, yo

Publicado originalmente el 3 de septiembre de 2010 por Carmen en Tukitina’s World con el título «Sueños y desvelos (II) o de la imposible huída hacia adelante».

Así las cosas, continúo, tengo un sueño. Uno que con destreza me he ocupado de ir esquivando hasta que no me han quedado más narices que enfrentarlo. Ahora le doy gracias a todos los dioses habidos y por haber por las circunstancias que, tan discreta como dolorosamente, me llevaron a enfrentarlo. Ya decían que las crisis son oportunidades, mi particular crisis –englobada, como no, por ese pedazo de crisis que a todos en estos tiempos poco a poco nos estrangula, cuando no nos mata- me ha puesto donde estoy y, mira tú, que, insisto, doy gracias.

Gracias por haberme quedado en paro. Gracias a la mala jugada de mis jefes y compañeros que no sólo me llevó a engrosar las listas causantes del insomnio de ZP, sino a perder, definitivamente, la fe en mi profesión y el mundillo hipócrita que la rodea. Gracias a mi mala salud de hierro que me impidió encontrar trabajo durante los meses previos al verano, dejándome en julio sin más oportunidades que la de esperar pacientemente a que llegara septiembre. Gracias al aburrimiento que provoca no saber estar en paro.

Mi oportunidad ha forzado –o la vida me ha llevado, o dios me ha pegado una patada en el culo obligándome a ello, o el diablo me ha cogido de una oreja y me ha arrastrado hasta aquí, que cada cuál lo interprete como quiera- a enfrentarme a mi sueño. Y, sin nada mejor que hacer, por fin (¡hurra por mí!) lo he hecho. ¿Qué aún no te he dicho cuál es mi sueño? Es que me da un poquito de vergüenza, pero bueno, ya que me he puesto, pues lo suelto… ¡Quiero ser escritora! Y eso va más allá de desparramar en este blog (y todos los que tengo dispersos por la red), y de los cuadernos de cuadraditos que colecciono emborronados con palabras desde los trece años, y de inventar historias imposibles que cuentan con mis amigos –qué paciencia tienen- como únicos lectores… ¡Quiero ser una escritora publicada! No sólo publicada, sino de éxito. Y para mí ese éxito consiste en ser capaz de hacer soñar al lector, hacerle olvidar la vida que le rodea y sumergirle en otro mundo del que no quiera salir, hacerle volar, soñar, sentir, viajar, vivir… Y todo sin moverse de la silla. El éxito al que me refiero tiene que ver con la sensación entre la plenitud y la pena que se siente cuando se termina esa novela que tanto te ha gustado. Esa nostalgia que nos empuja a coger de nuevo un libro que ya hemos leído para recuperar las sensaciones que nos provocó aquella primera vez… Quiero ser ese tipo de escritora y si consigo que una sola persona experimente esas sensaciones a las que me refiero, consideraré que, definitivamente, he alcanzo el éxito que deseo.

¿Cuál es el problema? Se trata de escribir, hazlo y ya está ¿no? ¡Ja! El problema, lector, amigo, ser de paciencia infinita que ha llegado hasta esta línea, soy YO. Tanto miedo me daba enfrentarme a mi misma, a mis sueños, que directamente no me atrevía y hasta que no me he visto en la tesitura en la que ahora me encuentro no he cogido, como se diría vulgarmente, al toro por los cuernos.

Al final lo hice, me puse delante del ordenador el pasado uno de julio y, como aquel que dice, hasta el uno de septiembre no me he levantado de la silla. No he comido, no he dormido, no he vivido, más allá de lo imprescindible, sólo he escrito.  He soltado mi novela, como un espasmo, como si teclear fuera el aire que necesitaba para respirar, como un vómito después de una enorme borrachera… Y ha sido fantástico, maravilloso, increíble, indescriptible… Puedo decir que, en realidad, no he sabido hasta estos dos últimos meses, que han sido como un sueño de un minuto, lo que es la felicidad.

Deja un comentario

Comentarios

¿Vienes conmigo?

Suscríbete a La Enésima Aventura y recibe cada nueva historia directamente en tu buzón.

Esta página es solo un tramo del sendero

Deja tu correo electrónico y camina conmigo: encontrarás sueños, relatos y novelas que crecen capítulo a capítulo.