La piel tan fina

Estoy enfadada. Van ya, al menos, cuatro veces que se me olvida aquello que nunca, nunca, debo olvidar: Escribo para mí. Perder de vista esa básica premisa, siempre, sin excepción, desemboca en una crisis de identidad. Por suerte, en esta ocasión ha sido breve y en poco más de una semana he recuperado la memoria.

Y es que, en palabras de mi suegro, que es, en mi particular universo, lo que Palpatine en Star Wars, tengo la piel demasiado fina. Todo me afecta demasiado, hasta aquello que debería dejarme fría. Y, sin atender a las retorcidas ocasiones en la que él suelta su frase fetiche, debo decir que tiene razón, pues, es obvio, que mi piel, tan, tan fina, se ha visto magullada y hasta quebrada por hechos que deberían resbalar sobre ella como el agua.

Lo que me molesta no es, por supuesto, que mi piel se rompa y sangre. Soy humana, una muy delicada, está claro, pero me preocuparía más ser una insensible. No, qué va, lo que me molesta es olvidar esa premisa básica que, además de una verdad como un templo, es una maravillosa coraza: Escribo para mí. Debería repetirlo hasta quedarme sin voz, convertirlo en mural frente a mi mesa, tatuármelo en el antebrazo izquierdo, para tenerlo siempre a la vista.

Escribir, sea este absurdo blog, un relato para enviar a un concurso o una novela, es mi particular parcela de libertad. Aunque suene feo, y sea, como dicen en TikTok, una unpopular opinion. Y más que eso, es una vía de escape, es una terapia e, incluso, una necesidad -cruda, física, ineludible-. Así que, sí, escribo para mí y no para gustar o no gustar, ni siquiera para que me lean. Y si me publico, sea aquí, sea en cualquier otro lugar, es por el mismo impulso irrefrenable que lleva al exhibicionista a abrirse en público la gabardina: mostrar aquello que no debería mostrarse, en el peor lugar y momento para hacerlo, pero jamás para perseguir loas, admiración y, ni mucho menos, consejos sobre la mejor o peor forma de enseñar sus colgajos.

No quiero triunfar. No quiero ser famosa. No quiero gustar. No quiero que me odien. Lo único que deseo es apaciguar este dolor y escribir es la única forma de hacerlo, compartirlo lo único que le da sentido, aunque, me temo, que, como el exhibicionista de gabardina del párrafo anterior, lo haría igual por poco sentido que tuviera.

Por supuesto, si escribo y comparto mis letras, no puedo controlar si gusto o si me odian, ni siquiera si triunfo o me hago famosa. Y, sinceramente, tampoco importa mientras no olvide lo único que sí es crucial, fundamental, vital: Escribo para mí.

Dicho esto, volvamos a lo básico, la escritura por la propia escritura.

Deja un comentario

Comentarios

Una respuesta a “La piel tan fina”

  1. Avatar de Del olvido – La enésima

    […] primer blog de WordPress. Es curioso que hoy la recupere cuando, hace solo una ratito, he escrito la entrada de hoy inspirada por el mismo tema, la misma […]

    Me gusta

¿Vienes conmigo?

Suscríbete a La Enésima Aventura y recibe cada nueva historia directamente en tu buzón.

Esta página es solo un tramo del sendero

Deja tu correo electrónico y camina conmigo: encontrarás sueños, relatos y novelas que crecen capítulo a capítulo.