La lección de un bloqueo
A veces, parar también es crear.
Tenía previsto otro tema para el Manual imprefecto… de este viernes, pero, a veces, el día a día nos ofrece el mejor material de inspiración posible.
Y es que resulta que el martes estaba trabajando en una historia nueva, que, a título provisional, he denominado Proyecto Ecos, que es algo distinta a mis anteriores trabajos. Se trata de un retelling y, lo confieso, es el primero en el que me embarco, salvo que tengamos en cuenta ejercicios académicos con instrucciones cruelmente detalladas, que dejaban poco espacio para la imaginación.
Adaptación, narrador y bloqueo creativo
La cuestión es que en el arte de volver a contar una historia, más allá de la adaptación de la misma a otro momento, entorno, normas, hay que tomar decisiones técnicas que respeten tanto el original como la nueva versión que se propone. Y una de esas cuestiones técnicas, concretamente, la relativa al tipo de narrador, me atascó.
Una servidora es un bicho algo intenso a la hora de trabajar. Digamos que me gustan los maratones. Así que, por lo general, con los proyectos, hago como los perros con un hueso nuevo…
Pero ayer, por más que me aferrara al hueso, el atasco no se resolvía. Y, creedme, que habría seguido insistiendo hasta el hartazgo de no ser porque mi particular paladín de brillante armadura me rescató a media tarde —bueno, en el mundo real fue mi marido trayéndome la medicación y recordándome que tenía que hacer mis estiramientos de espalda—.
El caso es que guardé los documentos y cerré el ordenador para dedicarme a lo que en ese momento era prioritario. Después, en lugar de volver en busca de mi hueso, decidí quedarme un rato charlando con mi marido, comentamos cosas del día a día, planeamos la cena y pensamos en qué hacer el fin de semana. Y, oh, sorpresa, al cabo de unas horas, cuando ponía la mesa para cenar, mientras hablábamos de todo y nada, la solución a mi problema del narrador surgió en mi mente como por arte de magia.
Por supuesto, dejé lo que tenía entre manos y apunté de inmediato aquello que en ese momento se mostraba ante mí como evidente, pero que hasta entonces era incapaz de ver.
La lección de soltar el hueso
La enseñanza de ese trozo de vida, ese cachito de rutina, es precisamente que, en ocasiones, el acto creativo requiere soltar el hueso. Exige parar.
Eso sí, no se trata de cualquier tipo de pausa. Hay que liberar el cuerpo y cambiar de actividad, a poder ser a una opuesta de la que estamos haciendo. Por ejemplo, si estamos sentados escribiendo, es buena idea salir a caminar, correr o hacer cualquier actividad física.
Pero con eso no basta. También hay que liberar la mente. De nada nos servirá pasar una hora de, yo que sé, BodyCombat, si mientras practicamos nuestra cabeza está más pendiente de aquel problema que hemos aplazado que de seguir los pasos y hacer los ejercicios. Al revés, si no conseguimos llevar nuestra atención a cualquier otro lugar es posible que la sensación de bloqueo y frustración empeore.
El truco del cambio de tarea
Así pues, el truco es informar a nuestro cerebro a través de la actividad que esté realizando nuestro cuerpo que hemos cambiado de tarea. Y, al mismo tiempo, darle a nuestra mente otra cosa, muy distinta de la anterior o muy atractiva para nosotros, que la aleje de ese bloqueo y la frustración que conlleva.
En mi caso funcionan varias cosas, según el ánimo, el día y, sí, el estado físico. Cuando me encuentro bien, lo que mejor me va es el ejercicio físico, bien intenso, una buena ducha y después una buena lectura que nada tenga que ver con lo que estoy escribiendo. Si no me encuentro tan bien, pero no estoy del todo mal, lo mejor es un paseo y una buena peli o serie. Si estoy fatal —físicamente, se entiende—, nada me va mejor que sacar un set de Lego y entregarme a ello con buena música de fondo.
Como suele ocurrir, no hay una sola forma de aplicar la técnica, sino tantas como personas que necesiten usarla.
Y ahora os pregunto
¿Habéis sentido alguna vez ese bloqueo, que parecía imposible esfumarse como por arte de magia?
¿Habéis aplicado alguna vez este tipo de técnica para superar algún bloqueo?
¿Qué hacéis cuando alguna parte del trabajo creativo se os atraganta?
Compartid en comentarios vuestras experiencias, que, seguro, me ayudarán a mí y a otras personas que pasen por lo mismo.





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