Cansancio mental y plazos de entrega

Hace días que no escribo en el blog, pero resulta que no doy abasto. No recuerdo, fuera de época de exámenes, una temporada de trabajo tan exigente como esta. La burocracia me devora y, demasiado a menudo, me hace olvidar que me encanta mi trabajo, o, al menos, la parte que consiste en enseñar, no ese sinfín de papeleo, más inútil que otra cosa, con el que, curso tras curso, nos obligan a lidiar. No veo el momento de que empiecen las clases (el lunes que viene, ya) y el día a día se normalice.

Claro que, para entonces, ya habré tenido que terminar y enviar tanto todo el papeleo del trabajo como la primera entrega del TFM. Y sí, no miento si digo que es esa última la que me tiene exhausta. Aunque, quizás, la causa sea la suma de trabajo intelectual en una y otra tarea, que, por cierto, comparten fecha límite: el próximo jueves 26.

Mi cansancio -quizás debería llamarlo agotamiento- no es físico, sino mental. Es más, es posible que algo de ejercicio me ayudara a lidiar con todo. El problema, como casi siempre, es el tiempo. A mis días les faltan horas, incluso ahora, mientras estoy escribiendo esta entrada, debería estar escribiendo -sí, siempre escribiendo- un capítulo de la novela del TFM. O medio capítulo. Lo que fuera, mientras fuera medio decente y pudiera adjuntarlo al trabajo teórico para completar la entrega de pasado mañana (¡pasado mañana, por todos los dioses paganos!)

Resulta que la parte teórica, esa de la que me quejaba hace unas semanas porque no sabía cómo abordar ni por dónde empezar, ha sido mucho más sencilla de lo que esperaba. La terminé el sábado y, admito, la disfruté tanto, que creo que me vine un poco arriba con los objetivos y que, más que probablemente, deba recortarlos o me pasaré de largo del límite de palabras. Pero es que el tema me gusta tanto que hasta barajé la posibilidad de escribir un artículo científico sobre la cuestión -¿sabéis la de años que hace que no hago eso?-. O tal vez pueda escribir un ensayo, que es menos ambicioso y mucho más asequible. Pero, claro, eso será después de haber acabado el trabajo…

Y al trabajo, ahora mismo, le falta la parte puramente creativa. Para completar la entrega, cuyo plazo se me viene encima sin piedad, me falta, al menos, un fragmento de la obra que pretendo escribir. Que dicho así suena muy cuqui y sencillo, al menos en comparación con todo el rollo teórico que he soltado hasta ahora en las páginas que ya he dado por terminadas, pero resulta que ni me gusta lo que tengo de antes de empezar con la parte académica, ni he escrito nada que me satisfaga mínimamente desde que la terminé. Así que, de cuqui y sencillo, nada de nada.

La parte positiva, porque siempre la hay, es que al fin creo haber encontrado el tono, y, no menos importante, la escena que quiero incluir. Por lo que, supuestamente, solo tengo que ponerme y, sí, escribirla. Pero, en lugar de eso, después de no sé ni cuántos días sin pasarme por aquí sin que se haya acabado el mundo, he decidido que era mucho más importante escribir esta entrada.

Si soy indulgente conmigo misma, diré que este post es un ejercicio de calentamiento antes de enfrentar la sesión de escritura de hoy. Quizás podríamos decir que hasta es una forma de desperezar esa parte de mi cerebro que se dedica a escribir. Ya sabéis, para no empezar en frío y evitar lesiones. Pero lo cierto es que estoy cansada. Muy cansada. Mentalmente (¿intelectualmente?) agotada. Tanto, que a esto ni siquiera se le puede llamar procrastinación, sino que es algo peor, porque ni siquiera sé si seré capaz de sacar algo decente con la sopa de neuronas que es ahora mismo mi cerebro.

Pero hay que hacerlo.

Y quiero hacerlo.

Y lo haré justo después de darle al botón de publicar esto.

Deseadme suerte. Y, en cuanto me recupere, os contaré qué tal ha ido la experiencia, espero que ya con un ritmo de vida y trabajo más manejable que el actual, y, deseo, con un ritmo más constante y regular de publicaciones en el blog.

PS: Le dejo a mi yo futuro como tarea pendiente aplicar eso en lo que tanto insiste la IA de WordPress de meter títulos, apartados y destacados en la entrada. Hoy no toca lidiar con ese asunto en concreto, que bastante tengo ya entre manos.

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Comentarios

2 respuestas a “Cansancio mental y plazos de entrega”

  1. Avatar de Leandro Coca

    Vas bien. Ya irá surgiendo lo que pretendés.

    Contra la fatiga mental lo que es bueno y ayuda son las pausas mentales.

    Abrazo.

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    1. Avatar de Carmen Cervera Tort

      Gracias por el consejo y el ánimo, Leandro.
      Un abrazo de vuelta.

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